¡No es sólo un capricho… tiene valor diagnóstico!
La ecografía 3D es una imagen estática (sin movimiento), donde se hace una captura del feto (como una fotografía) y se ve la imagen en tres dimensiones (con volumen); la imagen está hecha de secciones bidimensionales convertidas en fotografía. Se suele aplicar un color a la imagen para que parezca más real.
La ecografía 4D es una imagen en movimiento, se ve el feto en volumen y con color, como en la 3D, pero además lo vemos moverse en tiempo real. Tanto las ecografías 2D como las 3D/4D son inocuas para el feto y la madre.
Una de las innovaciones más recientes y de mayor impacto en el campo del diagnóstico prenatal ha sido la incorporación de la ecografía 3D y ecografías 4D (tercera y cuarta dimensión). Esta nueva tecnología ha supuesto un cambio importante porque ahora obtenemos imágenes con volumen en lugar de imágenes planas. Además, se pueden visualizar movimientos en tiempo real. Uno de los puntos más importantes relacionado con la ecografía 4D es que la imagen que se obtiene permite a los padres crear un vínculo madre-hijo muy fuerte
“Es una sensación indescriptible ver como aquello que se mueve dentro tiene carita y sonríe” – decía una paciente.
Este vínculo tan fuerte se ha podido demostrar en estudios psicológicos del impacto de la ecografía antes y después comparando la tecnología 2D con respecto a las ecografías 3D..
Grabación de los movimientos y gestos del bebé durante la ecografía con la narración del especialista (Gineco-obstetra y perinátologo). Video con sonido. Lo que llamamos 4D.
Todas las fotografías obtenidas durante la ecografía.
Un informe completo de las biometrías obtenidas sobre el estado de salud del bebé realizado por (Gineco-obstetra y perinátologo).
Todas las imágenes en 2D y 3D, tomadas al bebé durante la ecografía.
Una ecografía 3D tiende a ser más corta que una 2D. Esto se debe a que las imágenes son muy claras y se pueden almacenar en el disco duro de la computadora para su uso posterior si llegase a ser necesario. Los médicos tratan de terminar el proceso en 30 minutos con el fin de limitar cualquier efecto secundario sobre el bebé por causa de una exposición prolongada a las ondas de sonido.
Generalmente, se recomienda hacérsela entre las 26 y 30 semanas de gestación, a menos que tu médico lo recomiende de otra manera. En este momento, hay suficiente grasa debajo de la piel para ver el aspecto facial del bebé y no solo su estructura ósea.
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